viernes, 28 de noviembre de 2008

Pluralidad lingüística: El español del Ecuador y las lenguas nativas

Hay muy pocos datos que nos permitan remontarnos efectivamente hasta antes de la llegada de los españoles al territorio que hoy es Ecuador. Moya (1981: 103), citando a J. M. Vargas, señala que hay un contrato de 1568 en el que se dice que había más de veinte diversidades de lenguas en siete leguas alrededor de la ciudad de Quito.
Los misioneros españoles venían con el firme propósito de evangelizar. Para ello, muchas veces tenían que aprender otras lenguas vernáculas aparte del quichua (el quichua es la variedad de quechua que se habla en Ecuador). Algunas de las lenguas más importantes eran: llanos, cañar, puruhá, pastos y quillacinga.
Estrada (1957: 57) apunta que la lengua Puruha-Mochica, hablada por los Huancavilcas, antiguos habitantes de la zona de Guayas, tiene relación con las lenguas del norte del Perú, y, para confirmar su teoría, enumera una lista de topónimos que se repiten en la costa de Ecuador y en el norte de Perú: Huayla, Quilca, Naupi, Guangala, Catacaos, Chaco, Sinchao, Mambre, Pacocha y Amotape. Debido a los escasos vestigios de esta lengua, no es posible formular una hipótesis comprobable de la influencia que puede tener en el español hablado en esta zona.
Aunque, no son objeto de análisis en nuestro trabajo, conviene anotar que en el Ecuador se hablan varias lenguas, que se pueden resumir en el siguiente esquema (Haboud, 2004: 158):


Costa lengua
· Nacionalidad Awa Awapit
· Nacionalidad Enbera Epera Pedede
· Nacionalidad Chachi Cha`Palaachi
· Nacionalidad Tsáchila Tsafiqui

Sierra lengua
· Nacionalidad Quichua Runa Shimi/Quichua

Amazonia lengua
· Nacionalidad A’i (Cofán) A’I Ingae
· Nacionalidad Siona Paicoca
· Nacionalidad Huao Huao Tiriro
· Nacionalidad Shuar-Achuar Shuar Chicham
· Nacionalidad Záparo Kayapi zápara

La Constitución Política del Ecuador de 1998 consagra la oficialidad restringida de los idiomas indígenas, aunque otorga al castellano, con carácter general, el rango de idioma oficial (Milian, 2004: 14). Es bueno resaltar que la política lingüística oficial ha tendido, en los últimos años, a dar a «las lenguas indígenas y, en especial, al quichua, un estatus de normalidad en el contexto de la sociedad dominante» (Haboud, 2004: 161).

Obras Citadas:
Estrada Ycaza, Julio (1974): La fundación de Guayaquil. Guayaquil, Publicaciones del Archivo Histórico del Guayas.
Haboud, Marleen (2004): «Políticas lingüísticas en Ecuador: entre éxitos, fracasos y esperanzas» en Ariadna Lluís i Vidal-Folch y Azucena Palacios Alcaine (eds.). Lenguas Vivas en América Latina. Llengües vives a l'Amèrica Llatina, Barcelona-Madrid, Institut Català de Cooperació Iberoamericana-Universidad Autónoma de Madrid, 155-172.
Milian, Antoni (2004) «Las lenguas amerindias y su protección oficial» en Ariadna Lluís i Vidal-Folch y Azucena Palacios Alcaine (eds.). Lenguas Vivas en América Latina. Llengües vives a l'Amèrica Llatina, Barcelona-Madrid, Institut Català de Cooperació Iberoamericana-Universidad Autónoma de Madrid, 11-28.
Moya, Ruth, (1981): Simbolismo y ritual en el Ecuador Andino. El Quichua en el español de Quito. Otavalo, Instituto Otavaleño de Antropología, Colección Pendoneros.

Equipo de investigadores

Desde 1999, el Atlas de Ecuador ha contado siempre con dos equipos: uno español formado por los directores del Atlas, Antonio Quilis (hasta su lamentable fallecimiento en 2003) y Celia Casado Fresnillo. El otro, ecuatoriano formado por Yolanda Montalvo (coordinadora), Ana Estrella y Gerardo López. Entre los años de 2001 y 2005, otros investigadores ayudaron esporádicamente a la realización de algunas entrevistas, pero desde ese año se decidió seguir investigando con el equipo inicial.
El que el equipo del Atlas Lingüístico del Ecuador cuente con personas de nacionalidad ecuatoriana y española enriquece el trabajo y las entrevistas, ya que permite ver el habla desde fuera, como observador, o desde dentro, como participante. Por una parte, los investigadores españoles detectan con mayor claridad las peculiaridades lingüísticas del español del Ecuador que no se dan en la variedad europea; por otra, los ecuatorianos aportan una valiosísima información sobre el significado o el uso de su variedad geolectal. A este respecto, Moreno Fernández (1990: 74) señala:
”Un explorador inserto en una comunidad o grupo puede tener presumiblemente, un más fácil acceso a los discursos casuales de los informantes, ya que su presencia podría suponer un obstáculo menor para la desinhibición. Sin embargo al explorador “de dentro” le puede ser difícil acceder a ciertos registros formales. Por eso, alguno de los más importantes estudiosos han preferido utilizar exploradores combinados: unos pertenecen a la comunidad o grupo, otros son ajenos a ella”
Por otra parte, en lo que a mí respecta, considero que he tenido un papel privilegiado en esta investigación, puesto que, además de mi trabajo como investigadora, conozco las dos variedades lingüísticas: la europea y la ecuatoriana por ser hija de padre ecuatoriano y madre española.
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Moreno Fernández, Francisco (1990): Metodología Sociolingüística. Madrid, Gredos.

Elaboración del cuestionario del Atlas Lingüístico del Ecuador

Para la elaboración del cuestionario, fue muy importante la experiencia de Antonio Quilis cuando realizó las encuestas en el Ecuador para el Atlas Lingüístico de Hispanoamérica. Además, se tuvieron en cuenta las escasas monografías existentes, principalmente la de Humberto Toscano (1953), se consultó el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia y su Cuestionario (1961), para que, al ser obras de países limítrofes, hubiese cierta coherencia, con el objeto de posibilitar ulteriores comparaciones. También se ha tenido presente el Cuestionario lingüístico hispanoamericano de Tomás Navarro Tomás (1945).
Con estos materiales, y con las indicaciones y el asesoramiento del equipo ecuatoriano, se realizó un cuestionario piloto con el que se hicieron algunas encuestas de prueba, que sirvieron para comprobar la pertinencia y rentabilidad de las preguntas o para incluir otras nuevas. Con los datos obtenidos, Quilis y Casado Fresnillo elaboraron y publicaron el cuestionario definitivo que contiene 3071 preguntas, distribuidas entre los niveles léxico, fonético, morfológico y sintáctico.
La parte del cuestionario dedicada al léxico comprende los siguientes campos: 1. El ser humano. 2. El vestido. 3. La familia y el ciclo de la vida. 4. La ciudad y los medios de transporte. 5. La vivienda y las faenas domésticas. 6. La alimentación. 7. Los oficios. 8. Las fiestas, juegos y diversiones. 9. La enseñanza. 10. El tiempo y los fenómenos atmosféricos. 11. Los accidentes topográficos. 12. El campo y sus cultivos. 13. Las industrias relacionadas con el campo. 14. El carboneo. 15. La apicultura. 16. La ganadería. 17. Las industrias derivadas de la ganadería. 18. Los animales salvajes. 19. Los vegetales. 20. La navegación y la pesca.
Posteriormente, atendiendo las sugerencias del equipo, se preparó otro cuestionario para el trabajo de campo en el que se incluyó la manera de formular cada pregunta, utilizando un léxico propio de Ecuador. Con este cuestionario se garantiza que los investigadores realizarán la encuesta de una manera uniforme y se evita el sesgo subjetivo a la hora de formular la pregunta. Este cuestionario se ha ido modificando a lo largo del proyecto teniendo en cuenta la experiencia de cada encuesta: algunas preguntas se han eliminado porque no resultaban pertinentes, pero se han añadido otras, que, a juicio del equipo, eran interesantes o rentables.

Selección de los puntos de encuesta

La labor de la selección de los puntos de encuesta no fue fácil, ya que, además de los factores antes mencionados, y que siempre se deben tener en cuenta en los trabajos de geografía lingüística, tuvimos que considerar otros como la orografía, las comunicaciones, la infraestructura o las zonas conflictivas que limitan con Colombia.
Estas variables no son desdeñables, porque no hay que olvidar que el Ecuador es un país en vías de desarrollo, con unas infraestructuras muy deficientes. Por ejemplo, dado que solo están comunicadas por avión ciudades importantes, los viajes entre localidades más pequeñas deben hacerse, generalmente, en autobuses, por carreteras en mal estado, muchas veces incluso sin asfaltar. Otro elemento que tuvimos que tener en cuenta fue la orografía del país, con la cordillera andina atravesándolo de norte a sur, y con la selva amazónica en el oriente: en el primer caso, el caprichoso trazado de los Andes hace que las carreteras den cientos de vueltas y la falta de medios económicos, convierten las vías en una prueba de fuego, de la que no siempre salen bien parados los vehículos; en el caso del Oriente, la selva dificulta la construcción de vías de comunicación terrestre, y la escasa población no favorece que se hagan aeropuertos comerciales; de hecho, en esta región hay localidades a las que solo se puede llegar con alguna avioneta particular o en precarias embarcaciones.
A todo esto, hay que añadir que, en algunas poblaciones, no hay alojamientos de ningún tipo, lo que dada la duración de la encuesta, nos obligaba a pernoctar en otras muy alejadas.
Por último, la reciente incursión de la guerrilla colombiana en el nordeste de Ecuador, es otra variable con la que, lógicamente, no contábamos cuando se inició el proyecto. Naturalmente el riesgo que habría implicado hacer esas entrevistas era injustificado y, por ello, hubo que modificar la red de puntos en esta zona fronteriza.No obstante, aun contando con todo el estudio previo, no siempre es posible ver la dificultad que entraña llegar a una población hasta que uno intenta hacer la entrevista; y, al decir esto, no nos estamos refiriendo a la relatividad de las distancias, que hace que dos puntos supuestamente cercanos en el mapa puedan estar a horas de viaje, por las razones que ya hemos aducido, nos referimos mas bien a los hechos circunstanciales que se suelen dar en el Ecuador: frecuentes averías de los autobuses en el medio de zonas despobladas, un súbito derrumbe que corta el acceso a una población o terribles inundaciones, como las causadas por el Niño.
Dicho todo esto, hay que aclarar que, si teníamos conocimiento que determinada localidad era interesante desde el punto de vista lingüístico, la incluimos en la red de puntos y buscamos la mejor manera de sortear estas dificultades.

¿Qué es el Atlas Lingüístico del Ecuador?

Un atlas es una colección de material lingüístico presentado cartográficamente, recogido de acuerdo con un cuestionario previo, mediante encuesta directa y unitaria. Su objeto no es señalar límites, sino precisar la extensión y la distribución geográfica de fenómenos lingüísticos. Pero, para que los materiales de un atlas lingüístico sean realmente valiosos, es imprescindible que la metodología que se utilice para su realización sea muy rigurosa y cuidada en todas sus fases.
En la preparación de un atlas es fundamental conocer perfectamente el territorio que se pretende investigar. Para ello, hay que tener en cuenta los factores geográficos, históricos, sociales, etc., que influyen sobre la zona, naturalmente sin olvidar los conocimientos lingüísticos que harán posible que podamos rastrear determinados fenómenos fonéticos, morfológicos, sintácticos o léxicos.
En Ecuador se seleccionaron 100 puntos de encuesta para hacer las 230 entrevistas previstas.
Regiones ..........NºPuntosEncuesta.......... NºInformantes
Costa ............................... 32 ..............................80
Sierra ................................47 ............................108
Oriente .............................20....................... 40
Región insular ..................1 ................................2
TOTAL........................... 100........................ 230

Breve historia del Atlas Lingüístico del Ecuador

El Atlas Lingüístico del Ecuador nació como un proyecto de la Casa de Montalvo, institución cultural de Ambato (Ecuador). Su director, Jorge Jácome Clavijo, pensó que era una gran idea tener una cartografía de la manera de hablar de los ecuatorianos. Como él no era un experto en el tema, encargó su realización al famoso lingüista Antonio Quilis y a Celia Casado Fresnillo, quienes ya tenían mucha experiencia en la realización de Atlas (junto habían hecho una extensa investigación del español en Guinea Ecuatorial y en Filipinas). Desgraciadamente, después de publicar la primera versión del Cuestionario en 1999, por razones económicas, la Casa de Montalvo tuvo que abandonar el proyecto del que se ocupó, a partir de ese momento, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Fue entonces cuando me uní a este proyecto que, desde ese año ha formado una parte muy importante de mi vida. En ese año se conformaron dos equipos: el ecuatoriano formado por Gerardo López, por mí (Ana Estrella) y coordinado por Yolanda Montalvo; y el equipo español, que seguía constituido por los directores Antonio Quilis y Celia Casado Fresnillo. El actual rector de la PUCE, Manuel Corrales Pascual, también se interesó en el proyecto y lo sigue apoyando.
Lamentablemente, en 2003 falleció Antonio Quilis; sin embargo, hemos continuado con el proyecto aunque aún falta un 30% de las encuestas.